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El 23 de mayo de 1493, por medio de un escrito de los Reyes Católicos que ordenaba el envío al Nuevo Mundo de veinte caballos y cinco yeguas escogidos en el reino de Granada,14 fueron enviados los primeros caballos a América en el segundo viaje de Cristóbal Colón, arribando a la Isla Española en 1493.
Desde ahí se multiplicaron para reunirse posteriormente en gran número en Jamaica y México,16 desde donde la corona española concedió los caballos suficientes a los conquistadores para llevar a cabo sus expediciones al interior del continente americano.
Estos caballos eran de raza española y eran principalmente de tres tipos: el caballo andaluz de la época, el caballo español de Castilla y el caballo tipo jaca y rocín.
Origen
Los primeros caballos fueron introducidos en Chile por el conquistador Pedro de Valdivia desde el Virreinato del Perú.
El origen del caballo chileno se remonta a 1540, cuando el conquistador Pedro de Valdivia introdujo desde el Virreinato del Perú en su expedición los primeros 75 ejemplares,20 entre potros y yeguas, con los que cruzó el desierto de Atacama.
En la expedición, realizada en época de poca nieve (que cae en las zonas altas) para intentar reducir la dificultad del recorrido, Valdivia perdió buena parte del ganado.
Tres años más tarde, Alonso de Monroy llevó 70 animales más, los que se incrementaron con cuatro remesas que llegaron desde Cuzco (Perú), que en menos de siete años conformaron una masa caballar de alrededor de 500 equinos, población que fue reforzada y mejorada con la inclusión de 42 reproductores escogidos de propiedad del gobernador García Hurtado de Mendoza.
Estos animales eran de pequeña alzada, pero su descendencia se mezcló con animales de mayor tamaño y con el transcurso de los años esta población relativamente aislada conformó una nueva raza.
En 1544 el caballo se consolidó en el territorio chileno debido al establecimiento del primer criadero del país a cargo del sacerdote Rodrigo González Marmolejo, quien con sus propias yeguas seleccionadas estableció su crianza en los sectores de Melipilla y Quillota.
Luego, a mediados de la década de 1550, los guerreros mapuches incorporaron a sus filas al caballo gracias a la iniciativa del líder militar Lautaro. Más tarde se convirtieron en jinetes más valientes y expertos,27 superando en muchos casos a los conquistadores españoles.
El devenir del caballo en Chile continuó con la época de la Colonia, donde pueden identificarse tres territorios de desarrollo del caballo: una zona eminentemente agrícola y ganadera, ubicada entre los ríos Copiapó y Biobío, donde los caballos estaban destinados a las labores campesinas y al transporte, excepto en la zona de frontera de guerra —de esta zona que procede la raza conocida como caballo chileno, producida por la cruza de los caballos españoles con otras razas de mayor alzada—;
una zona crecientemente ganadera bajo control mapuche, desde el Biobío a Los Llanos de Osorno, con importación de caballos desde las pampas y la Patagonia, tanto para servir de montura como de alimento y con uso en la guerra de Arauco y los malones al otro lado de los Andes;
finalmente una zona de agricultura y ganadería reducida en Chiloé, donde los caballos fueron introducidos por los refugiados que huyeron de la destrucción de Osorno;
como esta población se mantuvo aislada, no se cruzaron con razas más grandes y mantuvieron su pequeña alzada, terminando por formar la raza conocida como caballo chilote.
En esta época el auge del caballo fue aumentando, y comenzó a decrecer cuando sobrevino la Guerra de la Independencia y los ataques a las manadas de españoles y hacendados por parte de los patriotas.
Producto de más de un siglo y medio de trabajo y selección en el criadero que Pedro de las Cuevas y Guzmán tuvo en su hacienda «El Parral de Doñihue», a fines del siglo xviii y principios del siglo xix, surgió con fuerza la raza «cuevana», que se transformó en referente nacional y continental, y que originó los más importantes criaderos de fines del siglo xix en la zona central de Chile.
En 1820 el caballo chileno comenzó a perfilarse con tres tipos definidos por sus usos: el de lujo o de paseo, constituido por ejemplares de contextura gruesa y corpulenta; el de paso o viajero, que era un caballo de pechos algo más angostos, cruz baja y muy andador; y el de marcha o trote, utilizado para faenas agrícolas y por el Ejército. wikipedia

[Redazione Giornalisti Equestri]